La AD Campo de Calatrava apostó por poner en valor este enclave natural, concediendo una subvención de más de 50.000 euros dentro de la segunda convocatoria de fondos LEADER en 2018
Los llamados “hervideros” son uno de los fenómenos más comunes en la comarca de Calatrava, como consecuencia de su intensa actividad volcánica. Un espectáculo único que, junto a fuentes agrias, maares, pozos, y chorros o sinas, son parte de la historia de la comarca y que la Asociación para el Desarrollo del Campo de Calatrava trata de conservar y dar a conocer fuera de sus fronteras.
El pasado mes de febrero eran reinaugurados los conocidos como “Baños del Barranco” en Aldea del Rey y a los pies del río Jabalón. Su adecuación y restauración, por valor total de 67.397 euros, pudo hacerse posible, gracias a la subvención de 50.578 euros procedentes de fondos LEADER, gestionados por este grupo de Desarrollo Rural, dentro de su apuesta por poner en valor los recursos del territorio.
La remodelación del recinto consistía en la instalación de una caseta para vestuarios, zona infantil, un paseo, mesas de merendero, más árboles y zonas de sombra, alrededor del “Baño Chico”, la piscina natural y de uso público que ya existía en este espacio y que es la única de los alrededores acondicionada para el baño. En la actualidad, el baño está permitido libre y gratuitamente para aquel que quiera acercarse.
A escasos metros de ella, en el campo de cultivo de propiedad privada encontramos otro hervidero, en este caso, abandonado y rodeado de juncos, y en el que no está permitido el baño, denominado anteriormente como Baño del Barranco, tal y como actualmente, se denomina al de menor envergadura.
Se trata de surgencias de agua cargada de gas con un característico burbujeo, razón por la cual se les llama “hervideros”, por ese burbujeo que se produce en su interior y que lejos de provenir de agua caliente en ebullición, emerge de agua fría cuya temperatura oscila en torno a unos 16 o 17 grados. Esto es lo que diferencia a los baños calatravos de otros manantiales termales de origen volcánico, donde el agua se calienta gracias al magma del subsuelo, según explica Luis López, encargado de Servicios Múltiples del Ayuntamiento de Aldea del Rey, y cuyo sabor es amargo y picante, aunque no es apta para su consumo ni para riego.
Como era el caso de otras surgencias de la comarca que bien han desaparecido o poco queda ya de ellas, como el Balneario de la Fuensanta, de Pozuelo de Calatrava; Nuestra Señora de las Nieves, de Almagro; los Baños del Hervidero, de Carrión de Calatrava; el Emperador, de Miguelturra; o Nuestra Señora del Prado o Borbotón, en Villar del Pozo. Pese a que este tipo de hervideros del Campo de Calatrava fueron muy populares durante el siglo XIX y principios del XX, especialmente entre gente de edad más avanzada, que afirmaba notar cambios en su estado de salud o en afecciones sobre todo de carácter reumatoide, comenzaron a quedar en desuso a partir de la segunda mitad del siglo XX, siendo muchos de ellos abandonados por completo.
Lo que realmente hizo popular a estos baños fueron sus propiedades curativas y bondades terapéuticas, debido a que estas aguas mineromedicinales tienen una importante carga de gas y minerales disueltos que dan origen a ese efecto de “agua hirviendo”, debido a su composición ferruginosa. Esta abundante cantidad de hierro, otorga al agua un tono oscuro y rojizo, haciéndola también inodora, lo que obliga antes del inicio de temporada a retirar todo el agua para vaciar la alberca bien y limpiar la zona antes del baño.
Desde su remodelación, han sido muchos los aldeanos y residentes de localidades vecinas como Granátula y Valenzuela los que se han acercado hasta este pequeño manantial, uno de los pocos de la comarca donde aún pueden sumergirse en aguas medicinales. Además, según comentaba el técnico de mantenimiento, durante este año se completará la instalación del vestuario y el aseo dentro del recinto.